Una de las claves para emprender o dirigir un negocio rentable es conocer qué costes se tendrán que sufragar para llevarlo a cabo. A lo largo de toda la cadena de valor surgen todo tipo de costes: maquinaria, software, arrendamientos, recursos humanos…
Paralelamente, una de las claves para el desarrollo y crecimiento empresarial es recurrir a recursos ajenos, como pueden ser un préstamo bancario o una línea de crédito. De esta deuda se derivan costes tales como, entre otros, comisiones o intereses. A ese tipo de costes se les conoce como costes financieros.
Definición y ejemplo
Los costes financieros son los costes derivados de la financiación con recursos ajenos y cuyo importe dependerá de unos intereses o cualquier tipo de remuneración que deben pagarse al prestamista, en función de las condiciones que ofrece y de la cuantía del préstamo.
Pueden suponer un coste fijo o un porcentaje de los préstamos, siendo este último el más común. Suele ser un coste agregado, que incluye el coste de la propia deuda junto con cualquier coste de transacción relacionado, como pueden ser los costes por mantenimiento de una cuenta bancaria o los intereses de demora cobrados por el prestamista.
Los costes financieros surgen en consecuencia de financiar mediante recursos ajenos aquellos elementos que serán necesarios o bien directamente para el proceso productivo o bien para el crecimiento empresarial.
Tomemos el ejemplo de que necesitamos abrir una nueva planta de producción, pero no disponemos del dinero para ello y recurrimos a pedir un préstamo a una entidad bancaria, con vencimiento a 5 años. Nosotros, como prestatarios, además de devolver el principal al finalizar esos 5 años, deberemos asumir los intereses generados para el prestamista, que serán pactados a la hora de formalizar el préstamo. Estos intereses supondrán un coste financiero al que habrá que hacer frente durante toda la vida del préstamo.
¿Cuáles son los costes financieros?
Se trata de todos aquellos gastos que se derivan de una deuda para financiar la actividad. Encontramos:
- Intereses de un préstamo, crédito o cualquier otro tipo de deuda incurrida con terceros o entidades financieras. Éstos dependerán principalmente de la cuantía, del vencimiento y del riesgo del préstamo considerado por el prestamista.
- Comisiones bancarias: transacciones, mantenimiento de cuentas, tarjetas de crédito…
- Ajustes derivados por cambio de divisas (en caso de operar con distintas monedas en el extranjero).
- Intereses por descuento de efectos (letras o pagarés).
- Primas de seguros.
En definitiva, calcular los costes financieros es clave para el crecimiento empresarial. Es recomendable realizar un plan de financiación que nos permita estudiar todas las vías posibles para financiar las necesidades de nuestro negocio y elegir la opción que más nos convenga.